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Urbanismo

La Víbora y sus orígenes

'Un barrio habanero amado por sus bondades paisajísticas y arquitectónicas, que se deprecian a paso acelerado por la desidia estatal.'

Madrid
Calzada de Diez de Octubre, La Habana.
Calzada de Diez de Octubre, La Habana. El País

En 1902, el novelista Ramón Meza lamentaba que el barrio de La Víbora, llevara el nombre de tan "espeluznante reptil". Lo curioso es que este ha sido uno de los caprichos populares más longevos de La Habana, nunca transfigurado en ley, ya que el barrio La Víbora no está asentado ni delimitado legalmente en ningún documento histórico. Lo que conocemos como tal es la unión de varios repartos popularmente unificados bajo el nombre de un antiguo asentamiento campestre.  

Una vez que La Habana se instaló junto a la bahía, las zonas sur y oeste se definieron como espacios de explotación agrícola y ganadera, lo que garantizó su paulatino poblamiento. Con la rápida expansión extramural, el sur se potenció como región productiva y de comercio, en fuerte vinculación con los caminos trazados desde intramuros. Entre los primeros estuvo el de Monte, que a la altura de la Esquina de Tejas se bifurcaba y continuaba hacia el sur por el camino de Matabanó. Esta línea sinuosa pero bastante vertical en disposición norte-sur comunicaba con el antiguo poblado de Batabanó. Luego fue rebautizado Camino Real del Sur; a partir del siglo XVIII, Jesús del Monte; y desde 1918, Diez de Octubre.  

En el sur de La Habana, esta vía constituyó punto de partida de los primeros proyectos urbanizadores, definiendo una ocupación lineal que se expandió a ambos lados de ella. De ahí que las secciones más irregulares estén condicionadas por el accidentado recorrido del legendario camino, y los trazados de los repartos varíen su orientación al buscar paralelismo con la antigua calzada.  

Se ha registrado que a finales del siglo XVII o principios del XVIII, entre las actuales calles Acosta y Santa Catalina, había una especie de cuadra que servía de descanso a los arrieros que trasportaban mercancías hasta la actual Habana Vieja. La edificación tenía una campana de bronce que anunciaba la salida y entrada de vehículos, por lo que fue conocida como Paradero de la Campana. Luego su nombre cambió al de La Víbora, por la pintura que identificaba el consultorio de un médico alemán que allí radicaba desde 1728. Este nombre quedó e incluso renombró extraoficialmente la vía de Jesús del Monte desde la Loma de Luz o Chaple hasta el final.

Al siglo XIX correspondieron los primeros proyectos urbanizadores aprobados por el Ayuntamiento, y aunque algunos no se ejecutaron inmediatamente, fueron testigos del interés inmobiliario que existía en el área. Su vinculación con los centros de producción y cultivo definieron la población de clase media y baja, con inclusión de familias de renombre que, atraídas por el carácter campestre y las hermosas vistas, tomaron parte activa en la urbanización y desarrollo social, económico y cultural de la localidad.

La práctica constructiva tradicional y las regulaciones vigentes condicionaron la estrechez de las calles y la ocupación compacta de las manzanas. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, los repartos buscaron ganar en amplitud e higiene, al incluir vías amplias, parterres, portales y pasillos laterales. Los patios, por lo general traseros, respondieron a la preeminencia de lotes largos y estrechos.

Contemporáneos discretos de El Carmelo y El Vedado, los nuevos repartos del sur, aún con sus irregularidades, manifestaron la influencia de las corrientes de planeamiento urbano decimonónicas que motivaron el diseño de barrios residenciales mejor ordenados y ventilados, dígase más modernos física y visualmente, y con sistemas de infraestructura moderna (alumbrado, acueducto, alcantarillado y pavimentación). No obstante, el gran cambio fisionómico del lugar tomó gran parte del siglo XX.

Actualmente cuesta imaginar lo que en 1940 describía un vecino de la calle Estrada Palma, entre Heredia y Poey, del año 1914: "Al principio se podía decir que vivía uno en pleno campo. […] Por las tardes íbamos a pasear con nuestros hijos, el mayor de 11 años, por lo que se llamaba La Huerta de los Chinos, vasto campo sembrado por los asiáticos que lo ocupaban, de variadas hortalizas, y cruzado de zanjas y regatos de agua no muy limpia, y por lo que se vio recientemente, nada higiénica. Eran unas excursiones encantadoras, llenas de sorpresas y fáciles peligros. Perderse y volverse a encontrar entre aquellos matorrales; caminar haciendo mil equilibrios sobre la gran cañería maestra de Vento que cruzaba sobre una cañada. Cazar tomeguines con jaulitas de trampa. Atrapar pintorescas mariposas, temblantes sobre las endebles ramas de los romerillos. Volver a casa cargando un palo travesado, del que pendían goteantes y frescas lechugas, jugosas acelgas, nutritivas coliflores, tiernos rabanitos, etc. Algunos domingos por la mañana ascendíamos a la Loma de Chaple, frontera a nuestra casa de Estrada Palma, a ver el plateado globo de aluminio del Capitán Zorrilla, ascender allá a lo lejos, detrás del Plaza, donde se hallaba la carpa de Pubillones. […] Hoy todo aquello está urbanizado, fabricado, cuadriculado, solicitado, y de La Huerta de los Chinos no queda ni un rábano de muestra".

Del germen marcado por el barrio De la Cruz (1864), cuyos límites originales fueron las actuales calles Diez de Octubre, Carmen, Poey y Libertad, el territorio fue consecutivamente parcelado y definido por otros barrios. Estos fueron: Vivanco (1903) y sus ampliaciones en 1907 y 1922 (La Sola), Acosta (1905), El Rubio (1906), Loma del Mazo (1906), ampliación De la Cruz o Párraga (1908), Havana Land Co. (1908), Loma de Chaple (década de 1900), Nueva Habana (1914) y su ampliación de 1947, Chaple (1914), La Floresta (1914), y San Juan Bosco (década del 40).

En algunos trazados participaron conocidos arquitectos e ingenieros cubanos como Walfrido Fuentes, Antonio Fernández de Castro, Eugenio Rayneri, Benito Lagueruela y Francisco Centurión. Estos dos últimos fueron inmortalizados en dos calles, hoy renombradas Continental y Pedro Consuegra.

Resulta interesante que entre tantos nombres perviviera aquel del siglo XVII homogeneizando hasta hoy los que legalmente tuvieron los proyectos de urbanización. De este modo, los que en realidad eran 15 repartos, han trascendido popularmente como uno. Tras una amplia investigación que involucró planos de urbanización, documentos históricos y la consulta de especialistas y vecinos de la zona, Juan Carlos Santana definió un derrotero para ayudar a comprender lo que entendemos por La Víbora, definida por las calles General Lee, Diez de Octubre, Acosta y Vento. Un barrio habanero amado por sus bondades paisajísticas y arquitectónicas que lamentablemente se deprecian a paso acelerado por la desidia estatal, la crisis económica y la deficiente administración pública. 

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5 comentarios

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Profile picture for user pim-pam-pum

Mi barrio donde nací y me crié hasta que salí de Cuba en 1970. Hace un par de años me enviaron una foto del que fue mi hogar, totalmente destruido, como la mayoría de las casas del entorno. Estudié en el Instituto de la Víbora y también en el Edison donde hice la secundaria y el 6º grado, después de la intervención de los colegios, anteriormente iba a Baldor. Mi padre tuvo un bar cafetería en el Paradero después convertido en pizzería y ahora creo que está cerrado el local. ¡Qué viva el comunismo pero qué bien lejos!

Un edificio icónico de La Víbora es el Instituto de La Víbora, edificio bello, muy bien diseñado. Entre los profesores había lo mejor de lo mejor de Cuba como Leví Marrero, autor de la Historia de Cuba más exacta y más completa que existe. Cerca de La Víbora está el moderno barrio Víbora Park, con sus bellísimas casas y que tenía, (¿tiene todavía?) como vecinos a muchos famosos artistas de televisión. Como todo en Cuba está destruido, el nombre La Víbora ahora sí le hace honor a ese espeluznante reptil.

Profile picture for user Ana J. Faya

Muy bueno, ¡gracias!
No solo es interesante, como dice, que perviviera el nombre de La Víbora, sino que después del 59 no se le ocurriera a alguien cambiarle el nombre a la calle General Lee.

Profile picture for user EM

Gracias Yaneli, una vez más por tus publicaciones, yo soy "nacido y criado" en La Víbora, y ante la repetida pregunta de qué parte de la Habana eres?, sin orgullo, ni tampoco verguenza respondo: de La Vibora. De alli tengo grandes amigos, obviamente ya no viven alla, a ratos "falsifico mi memoria feliz" y tengo recuerdos jugando en sus parques, las escuelas, los cines, la pizzeria de Sta Catalina, El gallito" .. pero de la Vibora hoy solo queda el nombre y un barrio destruido y apestoso al que prefiero no regresar....

De nuevo felicitar a Yaneli Leal por sus amenas y documentadas crónicas de la arquitectura habanera, donde el urbanismo ocupa un sitio relevante. Dos preguntas: ¿Santos Suárez? ¿Heredia 109 entre Estrada Palma y Luis Estévez es La Víbora o Santos Suárez?